domingo, 31 de agosto de 2014

Ven.

Ven a templarme la piel,
esa que se pierde
que se eriza
que se convierte en cristal
los días de lluvia
y en tacto férreo
los días de sol.

Ven a templarme
el invierno si tienes
el valor de sublevarte
ante la dictadura de un
corazón nacido en el infierno.

Ven.
Adjudícate el
placer de mantenerlo
caliente
como un otoño
congelado.
Busca la solución
a logaritmos disfrazados
de besos y versos varios.

Ven a morderme el corazón.
Ven a quemarlo.
Ven a quitarle la resaca
de un amor
hecho de harapos.

martes, 26 de agosto de 2014

Que no me hablen de hienas.

Los gatos negros huyen
de tu camino,
los espejos rotos te apartan
la mirada;
sal derramada
en el destino
de todo aquel
que te roce sin temer nada.

Que no me hablen
de rencor
si no han pronunciado
mi nombre en tu presencia.

Que te hablen de mi amor,
que no te hablen
de la esencia.

Que comprendas que el amor
no es riqueza
si por dentro
estás vacía
y careces de fortaleza.

Y si no se han atrevido a rozarte...

Que no me hablen
de hienas.

viernes, 22 de agosto de 2014

El verdadero monstruo sólo tiene un nombre y se llama Amor.

Nunca me fié
de aquellos monstruos
que habitaban
debajo de mi cama
cuando me decían
que el verdadero monstruo
sólo tenía un nombre
y se llamaba Amor.

Fue un grave error por mi parte
mantener el corazón
buscando un polo
en el que arder o congelarse,
- Siempre me gustó
optar por la revolución -.

Pero no hay salvación
posible
cuando tu verdugo
es la pluma
con la que escribes,
y tus versos son
una prueba
de alta traición.

No me enredes en tus símiles
que yo ya me he cansado
de luchar por imposibles
carentes de razón.

Dame guerra en el pecho
paz en el alma
vuelve lejos
de mi nombre
y llévate todas las mantas.

Que no hay mayor verdad
que el deseo de un cobarde
a que le amen sin piedad.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Tienes boca de poema.

Tienes boca de poema
y no hay métrica que te limite.

Tienes un hipérbaton
de amor en la yema
de los dedos
y un símil en descomposición
cada vez que te muestras
-exhausta y llena
de deseo-,
como una vela sin oxígeno
que lucha por mantener con vida
la llama
de un recuerdo.

Tienes un diapasón
que se cree corazón
y marca un compás
de 3 por 4
cada vez que pasas
por aquel rosal
que te clavaste
en una coraza
hecha de harapos.

Tienes ojos de metáfora
y una piel
que ya quisieran personificar
algunos animales.
Pero si algo he de decir,
es que no he visto animal más salvaje
que cuando te miro a ti.

sábado, 9 de agosto de 2014

Estratosférica.

Tenía en la mirada un despertar taciturno, un rugir de mariposas caníbales que serían capaces de destruir toda coraza existente en el planeta.

La vi por primera vez camino de la facultad. Sus gafas redondas de sol, su pelo oscuro y sus labios rojos te petrificaban como si de la propia Medusa se tratara. Podía conseguir cualquier cosa, y lo sabía.
Volvimos a vernos por segunda vez en un mercadillo.
Una tarde de octubre vi a lo lejos una máscara antigás, y a ella, acercándose, -siempre supe que llegaría en un mes de revolución-.
Quería esa máscara a toda costa, pero se me adelantó, y entonces comprendí que tenía que conocerla.

Recuerdo que se llamaba Sofía, que sus labios se reflejaban en mis ojos y la luna sólo salía para contemplarla a ella. La timidez sucumbió a la tentación una noche azul y tras un par de copas y su acento del norte, el deseo venció.

Sus labios sabían a cerveza, suaves y dulces, como la ambrosía de la que se alimentaban en el Olimpo.
Se lanzó a mi cuello y desabrochó el primer botón de mi camisa dejando a la vista mi clavícula desnuda, aquella que no dudo en lamer. Su sonrisa estratosférica me transportaba a un lugar de fantasía. Recorrí cumbres suaves en las que quedarme a vivir. Cimas erguidas y rosadas en las que asomarme cada amanecer, al salir el sol. Desperté en un monte creado por diosas de otros mundos y supe, justo en ese instante en que me entregó toda su humedad, que nunca volvería a sentir cómo las mariposas me devoraban, y ella también.

Sus dedos recorrían mi cuerpo como un libro escrito en braile: tan sutil que conseguía que cada milímetro de mi piel se estremeciera sólo con el roce de su voz en mi oreja.

Era todo tan efímero y tan bello a la vez... Su cuerpo y el mío, desnudos, casi no se distinguían; pasaron días, semanas sin salir de aquella cama llena de éxtasis, de flores y mariposas saliéndonos de la boca y el sexo, de orgasmos tan intensos como las esposas con las que me esposaba a su cama sin contemplaciones y me hacía suya sin ningún atisbo de compasión.

Aún la siento a veces dentro de mí y la humedad se cierne sobre las mariposas que revolotean por mi sexo cada vez que recuerdo su voz gimiendo en mis tímpanos. Aún me recuerdo bebiendo su néctar, aún nos recuerdo follando encima de la mesa.

jueves, 7 de agosto de 2014

Gemidos de carmín.

Quiero morderte la voz,
hacer un mapa en braile
de las dos columnas
que definen
tu cuerpo
y encontrarme
a un beso de todo
el carmín
que tienes tatuado
en la boca.

Quiero acariciar tus deseos
mientras tu pelo
me roza,
buscar un gemido
que perfora toda tentación
que lleve tu nombre:

Atar mi sexo a tu boca.

Quiero sumergirme
en tu pecho
nadar en dos copas
de champagne rosado.
Anclar mis uñas a tus muslos
y olvidarnos de cualquier anochecer
que no haya
sido
trasnochado.

Olvidarnos de cualquier
mapa
en braile
que no haya sido
explorado.

martes, 5 de agosto de 2014

Orgullo y placebo.


Cuando mirabas,
dejabas el rastro de una
estrella fugaz cuando muere:
Triste, volátil,
efímera, brillante.

Cogimos a hombros nuestros
ataúdes y cargamos
con el peso de unos sueños
convertidos en polvos
de una noche
que no eran más que
un vacío pesado
que nos llenaba de callos
el alma.

Yo siempre fui de darlo todo
por amor
mientras que tú preferías entregar
un placebo voraz
con el orgullo
de un soldado que ha salido vivo
de una guerra
masacrando a un pueblo inocente.

Quisimos convertirnos en historia
y no fuimos más que el borrador
de una tragedia griega
venida a menos.
El argumento denso
de un cuento de pecado
que sólo ha dejado
un par de poemas
y la nostalgia en el fondo
de un vaso.