lunes, 9 de diciembre de 2013

Juguemos a echarnos de menos.

Juguemos a echarnos de menos,
a abrir los ojos y encontrarnos
frente a frente,
salvaguardando la benevolencia
de no comernos
a versos.
Fuguémonos lejos,
donde ni nosotras podamos
encontrarnos.
No huyamos,
tratemos de cosernos
las clavículas
en cada abrazo.
Dormida a mi izquierda,
como en un onírico e irónico soliloquio,
la niña que aún tienes dentro de ti
musita.
Musita retazos de sueños
disfrazados de sonrisas
huidizas
que ni siquiera te dejas ver a ti.
Y sostengo tu mano
junto a mi pecho caliente,
que no se va,
ni tiene intención de irse.
Que va a quedarse
cuando despiertes,
que no va a rendirse
fácilmente.

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