viernes, 31 de mayo de 2013

A la mierda con las utopías.

Que lo que trato de
decirte no está basado
en cuentos de hadas,
que nadie dijo que el
amor fuese fácil, pero
por algo se inventaron
espadas.

Que a todos nos han
vendido una historia
ideal, pero nadie nos
dijo lo que tendríamos
que sacrificar.

Y a la mierda las
utopías, a la mierda la
"buena vida", que yo
no quiero palacios ni
vacaciones a la vuelta
de la esquina.

Que yo me conformo
con tener su sonrisa
cada mañana al salir
de la cocina. Que yo
me conformo con
colgarme de sus
sueños
y salvarla
de
sus
pesadillas.

Que quiero discutir, y
quiero ataques de
orgullo, para después
saber
reconciliarme 
con tus ojos y hacerte 
entender que nada es
sin ti,
que todo es tuyo. 

Y vamos a cederle los
miedos 
a las pesadillas, 
y vamos a irnos todos los domingos al campo,
a desconectar de
nuestra vida. 

Vamos a 
des-ord-enar-nos y 
a ordenarnos las
sonrisas, vamos a
querernos y a
odiarnos, vamos a
darnos la vida.

¡Y a la mierda con las utopías! 

jueves, 30 de mayo de 2013

Gracias.

Gracias por la primera sonrisa, por el primer beso, por los nervios, gracias por tus miradas, por tus "buenos días", por despertarme en medio de la noche para que te abrazase, gracias por los enfados tontos que me hicieron tener miedo a perderte, gracias por los sueños, gracias por hacer que creyera en Iris, y sobre todo gracias por hacer que creyera en mí. Gracias por haber conseguido que me sintiera única, gracias por haberme regalado momentos inolvidables, sensaciones indescriptibles. Gracias por hacer que me sintiera segura dándotelo todo, porque todo es lo mínimo que te mereces. De veras, gracias por haberme hecho partícipe de tu vida, y de alguna que otra sonrisa. Pero sobre todo, gracias por haberme enseñado el verdadero significado de la felicidad. 

miércoles, 29 de mayo de 2013

Funambulista.

Camino perdida entre la indecisión, entre la espera y el miedo, como un funambulista a punto de caer sin una red que le aguarde. Cierro los ojos, trato de concentrarme.

"Respira hondo, respira"; me repito una y otra vez. 

Pero tengo el corazón alojado en la garganta, las costillas aprisionan mis pulmones y mi diafragma se coagula con mi alma, que teme su fin al mirar al suelo.
Caminábamos entre nubes de soledad, en solsticios de decadencias y marasmos. Nos adentrábamos en recuerdos del dolor, en ruinas de lo eterno. Y allí estaba yo, aguantando encima de esa minúscula cuerda que más que cuerda parecía un hilo. Y al final de esa cuerda estabas tú, y abajo... Abajo sólo había vacío.


Que esta historia continúe sólo depende...




miércoles, 15 de mayo de 2013

Primavera

Yo que vivía en el invierno más duro, yo que respiraba viento helado y seguía las directrices de mi oxidado corazón. Yo que evitaba cualquier señal de calor, cualquier relación (directa o indirecta) con las flechas de Cupido y corría veloz cuando escuchaba el batir de sus alas, tropecé y me di de bruces con mis miedos. Pero no con cualquier miedo, sino con el pánico más absoluto y total, el miedo a enamorarme. Pero ya era tarde, pues al levantar la vista, tu primavera ya estaba mirándome.