sábado, 21 de diciembre de 2013

El epicentro del caos está en tu lengua.

Mi corazón ha explotado
en mil mariposas
y mi musa está
preciosa cuando clama
mi presencia,
pero mucho más
cuando me besa
con sus manos frías,
en el refugio
de una brisa
con sabor a madera.

Y sonríe y yo
me corro
en cada una de sus
muecas.
Suspira, y mis sentidos
pierden el sentido
común.
Y ahora todo
es un terremoto
con epicentro
en su lengua.

Que sabe afilar
sus cuchillos ,y clavarlos
por si la luna mengua.
Por aquello de que
la lluvia enamora los corazones
tristes
y ella me enamoró
en una lluviosa noche
de luna nueva.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Le tengo miedo al miedo.

Hoy vengo a decirte que tengo miedo.
Que camino de puntillas
sobre un hilo ínfimo,
esperando no caerme
y darme de bruces contra el suelo.

No quería admitirlo, pero tengo miedo.
Me aterra la idea de sentirte lejos teniéndote cerca, me aterra.

Quiero construir vigas en mi espalda,
para sujetar tus miedos
cuando notes que estás a punto de caer.

Quiero cambiar mis brazos
por mástiles a los que puedas asirte en días de tormenta.
Y puedas clavarte en mi hombro
sin tener miedo a perder.

Quiero salvarte
en el sustento de tu boca tenue,
quiero lucharte en sueños
en los que nadie duerme.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Tengo un verso sin frenos.

Tengo un verso
clavado en el corazón,
y no quiere salir.

Tiene miedo a que una ventisca
se lleve su inocencia,
aunque a estas alturas sabemos
de sobra
que la poesía nunca fue
una señorita inocente.

(Asiente).

Me refugio en un jersey de lana,
buscando un escondite,
evitando a Psique,
pero hace tiempo que
sabe dónde estoy.

(Y yo ni siquiera sé quién soy).

Me duelo.
Y mi corazón grita:
"-¡Comienza el vuelo!"

Y caigo en picado.

(Y sin unos putos frenos).

lunes, 9 de diciembre de 2013

Juguemos a echarnos de menos.

Juguemos a echarnos de menos,
a abrir los ojos y encontrarnos
frente a frente,
salvaguardando la benevolencia
de no comernos
a versos.
Fuguémonos lejos,
donde ni nosotras podamos
encontrarnos.
No huyamos,
tratemos de cosernos
las clavículas
en cada abrazo.
Dormida a mi izquierda,
como en un onírico e irónico soliloquio,
la niña que aún tienes dentro de ti
musita.
Musita retazos de sueños
disfrazados de sonrisas
huidizas
que ni siquiera te dejas ver a ti.
Y sostengo tu mano
junto a mi pecho caliente,
que no se va,
ni tiene intención de irse.
Que va a quedarse
cuando despiertes,
que no va a rendirse
fácilmente.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Hablemos de impotencia.

Os escribo desde el suelo,
usando mis suspiros de tinta.
Yo, que creía haber sacado
el puñal de mi estómago
-Insensata, eso me pasa por lista-.

Jodido puñal de la impotencia.

¡¿Qué te he hecho yo a ti?!
¿Destrocé tus sueños?
¿No te afilé como debí?
Mierda.
MIERDA.

Sonrisa muerta,
rabia contenida,
ansiedad derramada
en un silencio homicida.

Misma fecha,
cero clemencia,
mismo sentimiento,
volvemos a urgencias.

Pero esto
no puede arreglarlo un médico.

No consiguen sacarme el puñal,
al fondo un niño llora,
-¿Qué le ha pasado a esa chica?
-Cariño, ha perdido las formas.

Pero cómo explicarle
a un niño
que la impotencia
de la traición
no es como una espina
que gira,
baja y sube.

Que la impotencia
te folla y no deja propina.
Que te conviertes en su puta,
y como su puta te prostituye.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Tengo miedo.

Tengo miedo del Sol
cuando refleja en tus ojos
el miedo a la soledad,
y mis esquemas
se encuentran en tu caos.

Tengo miedo de besarte
por última vez
sin saberlo,
por ello te beso
como si cada roce
de nuestros labios fuera el último.

Tengo miedo de la belleza
de tus lágrimas
que construyen palacios
de cristal
alrededor de tu sonrisa.

Tengo miedo de tus sueños,
pues allí no puedo protegerte
pero es que, amor,
protegerte es protegerme
de los míos...

Y eso sí que me acojona:
Quedarme a solas con mis miedos,
y sin ti.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Deseo caleidoscópico.

Un buenos días
en formato orgasmo.
Un gemido
en tejido suave,
su pelo largo
enredado en mi cuerpo,
su boca tenue
bebiéndose el aire.
Sus dientes clavados
en mi cuello,
despojado
de armadura,
su sonrisa de vicio
al besarme los labios
su mano traviesa
disipando la duda.
Su piel erizada,
sus miedos,
sus dudas
transmutan en sexo
orgasmos y dulzura.

domingo, 10 de noviembre de 2013

No te elegí musa.

Nos escribo en noches de lujuria
cuando la Luna
se masturba mirándonos
mientras hacemos el amor.

Suspiras en mi oído
dibujando gemidos
en mi espalda,
y tus uñas se convierten
en pinceles y mantras
que claman
orgasmos
en La Menor.

No te elegí musa,
ni puta, ni casta.
De eso se encargó
mi colchón.

Pero te elegí amada,
húmeda y derrotada
en cada gota
de tu ardor.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Tus constelaciones.

Te escribo cuando la noche
pierde el rumbo en las constelaciones
de tus lunares
y me busca para encontrarte.

Suspiro cuando un lamento
asoma en tus ojos
y calmo tu fragilidad
con mi ansia.

Te miro cuando el sol
proyecta tu sombra sobre mi pecho
y te muestras tan frágil
como esas cajas con letrero
que siempre acaban rotas.
(Aunque no será éste el caso).

He sentido en mi piel
tu piel de gallina
cuando mis dedos recorren
tu vientre
y tus sentidos se erizan
con el mínimo roce.

He temido poder ver en tu sonrisa
un universo infinito
y perderme en él,
pero llegadas a este punto,
te diré que perdiéndome
he muerto...

(Para conocer el verbo "vivir" desde ti).

domingo, 3 de noviembre de 2013

Punto de partid(x)

Esto no es un poema de despedida.

No es una maldita
carta de agradecimiento
por cada beso
cada abrazo
o cada caricia.

Esto no es una promesa
de amor eterno.

Esto es una declaración
de amor.
Del que duele
y del que alivia.
Ahora es cuando
dudo
en si es el punto
de partido,
o es el punto
De partida.

Sangra el cielo.

martes, 29 de octubre de 2013

Poro, cicatriz y comisura.

Dejármelo todo en su cama.
(Y por 'todo' entiéndase a ella).

Escribir a las estrellas
preguntándome
qué coño pasa
que tengo esa sonrisa
cada vez que su culo pasa
por delante de mis ojos.
(Y muero).

Que trasteo con sus pestañas
mientras el sol entra en escena.
(Y exploto).

Que mi corazón
ha recargado la batería
gracias a sus besos
y que no hay gasolina
más potente
que su sexo.

Que me ha visto comerme
el mundo.
(Y por 'mundo' entiéndase
a ella).
Que me ha visto caer
(y resucitar entre sus piernas).

Que me ha visto
desprovista de muro
(y armadura),
que ha besado cada poro
cicatriz y comisura.

domingo, 20 de octubre de 2013

Echarte de menos es una putada.

Echarte de menos es una putada.

Sobre todo cuando me despierto
y es la almohada la destinataria
de mi abrazo,
y no tú.

Caminar bajo la lluvia sin ti
viene a ser algo parecido a permanecer descalza
sobre placas de hielo
sin poder avanzar,
y verte de espaldas
al final del lago.
Pero al girarte,
es la zorra de Distancia
quien me sonríe
y no tú.

Cruzar entre los coches,
los semáforos
y las caras tristes
pierde la gracia
si no me siento protegida
por la firmeza
de tu mano izquierda.

Echarte de menos es una putada
(Y de las grandes).
Sobre todo cuando
me cruzo con alguien
que huele a ti.
Pero no es tú.

(Y no imaginas cuánto duele).

viernes, 18 de octubre de 2013

Sevilla es más Sevilla desde ti.

Sevilla es más Sevilla,
desde que amanecí
anclada a ti,
como un barco
que huye de la tormenta.
Y paseo de tu mano
camino de la Alameda
mientras la Luna
se muere de envidia
porque las estrellas
te prefieren a ti.

Frágil y fuerte,
como un metal
a punto de derretirse.
Así me siento
cuando me miras.
Y pierdo el Norte
el Sur, y el Este.
Y hasta el Sol
se ha vuelto loco
Y sólo sale
por el Oeste
desde que sabe
en qué lado
de la cama duermes.

Que ahora Sevilla
Es más Sevilla
desde que me besaste
en una de sus calles.
Que ahora Sevilla
es más Sevilla
porque que he vuelto.
(Para enamorarme
de tus
malditos
andares).

miércoles, 16 de octubre de 2013

Echarse de menos está sobrevalorado.

Pongamos que
conozco tu cuerpo
al milímetro.
Que soy experta
en tus puntos débiles
y tú perfecta
para ser el mío.

Que he dejado
las medias tintas
para aquellos
que hablan sin tener
nada que decir.

Es curiosa la vida
cuando hablamos
de rutina o de amor.

Cómo nos enfrentamos
a una realidad
más bonita
cuando camino
agarrada a tu cintura,
como si los adoquines
se estuvieran derrumbando
bajo mis pies.

Como si tu espalda
fuera un mástil
al que asirme
en noches de tormenta,
y hace(s)
que me sienta invencible.

Que echarse de menos
está sobrevalorado
si hablamos
de cómo se me eriza
la piel
al recordar tus dedos
paseando por mi vientre.

Que ya me sé eso
de que nada es eterno,
que tiempo al tiempo
y que todo se verá.

Pero, mientras tanto,
prefiero esperar
desde la comisura
de tu ombligo.

Que yo no tengo prisa;
(y parece que el tiempo tampoco).

domingo, 13 de octubre de 2013

Desnúdate de miedo.

Huir de tu sabor
sería un luto innecesario
queriendo tu mano en mi mentón,
y en la Luna el resplandor
de tu sexo mojado.

Desnuda de miedos y promesas,
te muestras cauta en el poemario
de todo aquel poeta
que sólo se atrevió a retratarte
en el prólogo
de su obra.
Como si te desvistieras
en un trazo.

Clama al cielo tu gemido
clava en mi espalda
el soneto
de tu carne hecha orgasmo.
Difumina tus uñas
como lluvia entre mis manos.

Tiembla, jadea, respira
en mi oído.
Pega tu cadera a la mía,
como en un tango argentino y renovado.

Cálida, desnuda y dormida.
Gimen el cielo y el suelo
al contemplarte
desprovista de armadura.

(Y tiemblo).

jueves, 10 de octubre de 2013

Corazón con Transtorno Obsesivo Compulsivo.

Quizás para que entendáis esto debería explicaros brevemente qué es el T.O.C.

(El Transtorno Obsesivo Compulsivo se basa en una serie de "manías" que obligatoriamente nuestra mente nos obliga a hacer y, que en caso de que no las hiciésemos, provocaría ansiedad y diferentes alteraciones dentro de la gravedad del caso.
Por suerte, mi caso es leve y no ha influido demasiado en mi forma de vida.
Dicho esto, siempre he tenido cierta aversión por los números impares. No los soporto y todo el que me conozca sabe que siempre tengo que llevar algo par encima. Una pulsera en cada mano, dos collares, etc. O incluso cuando el volumen está en un número impar, me veo obligada a cambiarlo hasta llegar a un número par).

.

Podría comenzar con el típico: "Sinceramente, no sé cómo empezar a escribir esto", pero no quiero caer otra vez en la misma estructura de siempre.
Dicen que desnudarse es muy difícil cuando estás lleno de complejos, cuándo sólo ves los fallos y ni siquiera te esfuerzas en potenciar tus puntos fuertes.
Pero, ¿y cuándo tu complejo eres tú mismo? ¿Y cuándo ni siquiera te desnudas para ti? No me refiero únicamente a desnudarme y despojarme de la ropa que me abriga. Sino desnudarme en todos los sentidos.

Me he cansado de vivir caminando de puntillas en aceras impares por miedo a lo que pueda pasar dentro de 6 minutos o de un par de meses.
He buscado dentro, y he encontrado un corazón contagiado por un Transtorno Obsesivo Compulsivo leve, y he sentido que sus pulsaciones eran pares, cuando mi corazón siempre había sido impar.

(Impar-par.
Impar-par.
Impar-par.)

¿Me he asustado? Sí, lo he hecho. Era obvio.
Sin saber cómo, mi corazón ha pasado de ser una máquina de ritmo impar, (una máquina errónea para mí), a convertirse en un órgano de ritmo par.
Equilibrándome.

(Par-par.
Par-par.
Par-par.)

Junto a él había un dragón de aspecto fiero y con cara de pocos amigos.
Me ha mordido.
Dos colmillos marcados en mi mano.
Dos.
Número par.

Quizás sea una marca que me recuerde esta "transformación". O tal vez un aviso. Un "No te fíes de tu corazón, que lo par no siempre es bueno y conlleva sus riesgos."
Pero creo que el dragón no entiende que prefiero los riesgos de un ritmo par, a la estabilidad del ritmo impar que me dominaba antes.

Y le he dicho a mi corazón que no se pare.
Que lata con fuerza cuando me río, que no tengo miedo, que ya no soy aquella niña a la que le daba pánico pasarlo mal. Que ahora quiero cometer la locura que no cometí antes: Arriesgarme.
Quiero que se haga notar y me retumbe el pecho, aunque me puede que me acabe doliendo, pero también puede que no.

Que ya no quiero buscarle las tres patas al gato porque he comprendido que quizás el gato sea feliz así, y lo único que podemos conseguir buscándolas sea un arañazo.
Así que, ¿por qué hacerlo? ¿Por qué complicarnos la vida buscando números impares, estables y aburridos, de esos que provocan ansiedad? ¿Por qué no dejarnos llevar por los latidos de número par?

Que ya no quiero esperar sentada sin hacer nada limitándome a mirar.

Que quiero actuar.
Que quiero arriesgar.
Que voy a ser valiente.
Que voy a admitir de una jodida vez y sin miedo que estoy enamorada de ti.

Y que no quiero buscarle tres pies al gato, porque soy feliz así, dejándome llevar por el ritmo par de un corazón con Transtorno Obsesivo Compulsivo.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Cállate.

(Cállate.
No.
Que te calles.
Escúchame.)

No voy a huir.
No voy a irme.
(Calla.)
No voy a ser aquella
que se hace la sorda
cuando pides a gritos
un "Quédate".

(SHH.)

No voy a largarme
sin mediar palabra.
No voy a ser otra vez más
aquella a la que le da miedo
luchar por algo.

Eso se acabó.

(No.
Cállate.)

Arriesgar es de valientes.
Y ya era hora de serlo.

Ya está todo dicho.

(Ahora. Habla.)

miércoles, 2 de octubre de 2013

Mil versos.

Y dedicar mil versos
a su cara de recién levantada,
cuando asoma un suspiro sobre mi cuello
y mi mano la sujeta por la espalda.

Notar como se agarra a mí,
como si de un momento a otro fuera a caerse,
y asustada, se siente refugiada en mi pecho desnudo.

Su pelo, mezclado con el mío
como si se tratara del destino enredado
en las ramas de un bosque sombrío.

Y sus latidos,
llevando el compás al rincón
más lejano de su ombligo.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Os hablo del amor.

Podría hablaros del sabor de su sonrisa,
podría definiros la dulzura
con la que me aparta el pelo de la cara
cuando se dispone a besarme
y nuestras melenas se interponen en nuestro camino.

Podría describiros lo que sentí
el día que me cantó bajo la lluvia
resguardando su pelo de fuego
tras una capucha verde.
Y tras la luz de una farola lejana al fondo,
su fragilidad hecha lagrima.

Que si el poema se construye
de amor, besos y gemidos
ella le quita el puesto a cualquiera
de las musas en las que se inspiraron
Bécquer, Neruda o el mismísimo Lorca.

Que ya no reconozco la lluvia
si no es abrazada a ella,
que me gusta triste y me gusta feliz,
O cuando me sonríe entre beso y beso,
y saca la lengua y me adelanto a morderla,
como si de un inocente juego de niños se tratara.

Y, joder, podría contaros que no hay calle
en la que no me gustaría comérmela a besos
dejando a las paredes como testigos
de dos sombras que se estaban buscando
desde hace un siempre,
y se quieren desde hace nada.

Que no os hablo de una musa,
que os hablo de su olor,
de su mirada,
de su lengua.
Que os hablo del jodido amor.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Reina y alfil.

Viví un atasco de años
hasta que le cedí
el paso
a tu sonrisa.

Imaginé Alemania
y Turín.
Encontré en tus ojos
el Dublín de una niña
sonrojada por la brisa.

Como un 'no quiero quererte',
como un poema de perfil,
como tu lengua en mi cuello,
como la reina y el alfil.

Viajé en las curvas
de tu pelo
coloreado por el otoño
y anclé mi boca al destierro
fijando mi patria en ti.

Y en tus sábanas
el hueco suficiente
para dejar pasar el viento
que mece tu sonrisa
a su voluntad,
hacia mi encuentro.

Como un abril sin lluvia,
como 'Medianoche en París',
como un beso
buscándote el sexo.
Como un invierno sin ti.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Te debo un verso libre.

Me duele el carmín
que tiene ganas de tu cuerpo.
Te debo un beso
en la nariz,
y un te quiero en el festín
que supone saborear tu sexo.

He perdido en tu matiz
el brillo de mis ojos
a punto de llorar.
Te debo un abrazo en pleno abril,
un mapa en tu espalda,
un 'Quédate más'.

Es la deuda número mil,
es la caricia al despertar
cuando te miro sorprendida,
porque aún sigues allí.
Y no tienes intención de irte.

En un verso libre
son septiembre y marzo.
Como un beso en un andén
somos agosto en verano.

domingo, 8 de septiembre de 2013

París está en tus ojos.

Me he perdido
en el París de tus ojos
y me he encontrado
en el color de tu pelo.

He sucumbido
a tu voz,
que ha hecho
de mi corazón
un refugio
para tu invierno.

He excavado
en trampas de hielo,
buscando un suspiro
conciliador.

Y me he encontrado
acurrucada
susurrando mil sonetos
a tu olor.

martes, 27 de agosto de 2013

Tormenta y desastre.

Y por una vez yo fui
verso y musa de nadie.
Fui poema,
fui soneto,
fui tormenta
y desastre.

He sido halcón
desgarrador,
He sido muda,
he sido hablante.
He sido un beso sordo
buscando el latir
de sus andares.

Soy un adiós,
soy un quizás.
Tal vez un punto.
                     
                                     (Y a parte.)

Soy una sonrisa
que llora.
Soy un futuro expectante.

Seré un puzzle
in
   com
          ple
               to.
Seré caricia,
seré derrape.
Seré delirio
en tu tormento.
Seré tormenta
y desastre.

domingo, 25 de agosto de 2013

Espinas y cristales.

Puede que
estuviera demasiado
rota
como para admitir
que cada pedacito de mí
llevaba tu nombre.

Tan rota que
me clavaba
los cristales
que formaban la jaula
de mi corazón
y
que acabaron matándolo.

Quizás hallé la forma
de no herirme
con mis propias espinas
cuando volví
a retomar el control
de aquellas oxidadas
tijeras de podar
que tú habías escondido
para no perderte,
o quizás
para no encontrarme.

Vete de aquí.
No quiero volver a verte.
Desaparece de mi vida,
y llévate mis espinas
que ya no sangran
tu
nombre.

viernes, 23 de agosto de 2013

Huirte era más fácil que olvidarte.

Como un nombre falso
esperando no ser
detectado me aislé;
          (de tus ojos)
para no hallar respuestas
que te querían conocer.

Es curioso cómo cambian las calles,
la gente con la que me cruzo
si no camino
anclada a tu mano izquierda.

O ni atreverme a mirar
aquellos árboles bajo
los que me besaste,
o cuando inventaste
el verbo 'formir'
que no era otra cosa
que llevarme a dormir
para acabar follándonos
cada día de tormenta.

Huirte era más fácil
que olvidarte,
y a mí siempre
me gustaron los retos.

Por eso quise evitarte
en cada poema,
en cada andén,
en cada iris,
en cada árbol
y en cada hoja.
Ya sabes, por aquello
de que el amor de verdad
es el que menos se siente.

Y más se toca.

martes, 20 de agosto de 2013

Orgasmo en el Prado.

Hay una cola interminable.
Turistas y turistas se agolpan a las puertas del Prado. Son las 11 de la mañana y el calor empieza a notarse.

Miro hacia adelante, y veo a una chica imponente salir del museo y hablar con varios turistas. Falda de tubo negra y blanca, camisa roja... Lleva gafas y le dan un toque muy de los años 50. Me quedo hipnotizada.
Su pelo rizado y oscuro cae sobre sus hombros. Y su forma de caminar sobre esos tacones hace que su cadera se mueva de una forma muy seductora. Creo que trabaja en el museo.
Tras media hora de espera, llega nuestro turno.

Moría de ganas por impregnarme del arte de los cuadros de Velázquez.
De sentir un orgasmo al contemplar el Jardín de las Delicias y comprender lo que sentía Stendhal con cada milimétrico detalle del Prado.

De pronto la vi cruzar por una de las salas. Era imponente. Su forma de caminar hacía que muchos de los cuadros perdieran su encanto.
Fuimos hacia otra sala y allí estaba. Inmóvil, contamplando cómo Saturno devoraba a sus hijos. Era una visión grotesca de Goya sobre el famoso mito. Pero su presencia frente a él hacía que el cuadro cobrase un significado deseable y atrayente.

Me acerqué a ella. Seguía inmóvil.

"Las pinceladas de Goya, la oscuridad del cuadro, la rabia y el odio se unen en una comunión perfecta entre la belleza y la fealdad"-dije.
Giró su cabeza y me miró de arriba a abajo.
"Es mi cuadro favorito"-musitó.

Su voz me estremeció. Bajé la vista y deambulé observando a Durero, pero no salía de mi cabeza.
Me encontré de bruces con El Coloso y me sobresalté. Fui hacia el baño para refrescarme y justo cuando iba a salir, me choqué con sus ojos.

Me quedé paralizada. Me sonrió y me empujó hacia uno de los baños.

Casi sin darme cuenta mis manos estaban bajo su camisa roja.
Un sujetador de encaje saltó a escena y al deshacerme de su falda, contemplé su exquisita lencería, sus ligueros. Era una obra de arte en sí misma, y mi lengua quería saborear sus pechos, como si bebiese del más exquisito champagne francés.
Sus uñas se clavaban en mi espalda mientras mis dientes se acomodaban en su cuello.
Ahora la tenía completamente desnuda para mí. Ahora entendía a Stendhal. Su belleza era vibrante, sublime.
Su respiración jadeante en mi oído, su deseo pidiéndome más, y mis ganas mordiéndole la boca.
Emprendí un sendero de besos hacia su sexo. Me arrodillé ante ella, como un altar al que adorar. Sonreí y mordió su labio. Elevé su pierna izquierda sobre mi hombro y mi lengua se abrió paso dentro de ella.
Aguantaba sus gemidos plasmándolos con sus uñas en mis hombros mientras mi lengua la degustaba. Su sabor era tan exquisito como su belleza y sus arañazos me pedían más. Me levantó hacia ella cogiéndome por el mentón y mordió mi cuello. Sus manos bajaron hasta rozar mi clítoris y mis dedos aceptaron el reto de poseerla al mismo compás.

Nuestras manos se movían, nuestras bocas jadeaban y, justo cuando íbamos a llegar al éxtasis, ella mordió mi cuello y no pude evitar gemir. Pero antes de que lo hiciera, ella tapó mi boca para después unir su lengua con la mía, como en una guerra sin fin. Agotadas, nos vestimos y salimos de allí.

Nada ni nadie sabría nunca que el Prado había tenido en su poder la más exquisita obra de arte: el orgasmo de una mujer.

miércoles, 14 de agosto de 2013

En diferido.

La voz rota
y las ilusiones en llamas.
El vaso lleno de recuerdos
conservados al vacío.
Vacío tu nombre
y vacía mi cama.
Vacío cada beso enredado en el olvido.

Tus labios en mi mente
huyendo de la nada,
tu presencia ausente,
tu amor en diferido.
Diferidos tus 'te quieros'
y suspiros en mi alma.
Diferidos tus lamentos dedicados a mi ombligo.

Tu excusa mortal
rompiendo ventanas.
Tus ojos ,como una noche
calmada por los grillos.
Grillos muertos,
abandonados,
sin esperanza.
Grillos mudos, en luto, llorando por tu castigo.

martes, 13 de agosto de 2013

Sabes a lágrimas.

Sabes a lágrimas.
A sueños enterrados
en una infancia dura
que prefieres no recordar.
A castillos de arena
encerrando una princesa
que se ha cansado
de volar.

Sabes a miedo.
A cicatrices.
A puntos dados a bocajarro
sobre tu corazón.
A lunas perdidas en abriles,
a tormentas de fuego
en un colchón.

Y ahora
tu sabor está en mi boca,
huyendo del miedo
a tus latidos.
Y ahora soy yo
quien se sonroja
por conocer
el sabor de tus gemidos.

domingo, 11 de agosto de 2013

Mi vida.

11 de agosto de 2003. 5:02 de la mañana. 26 °C.

Justo a esa hora te oí llorar por primera vez. Tu piel arrugadita, tu pelo negro y tus ojos deslumbrados por la luz del nuevo mundo al que acababas de llegar eran un adelanto de todos los momentos que pasaría junto a ti.

Yo estaba al fondo del pasillo, nerviosa. Quería verte pero era demasiado pronto.

Recuerdo la primera vez que tus manitas agarraron mi meñique para no volver a soltarlo, la primera vez que sonreíste o tu primera palabra: "Hedmana".

Creo que desde ese momento se convirtió en mi palabra favorita.

Tú, que sin apenas saber hablar, me salvaste la vida e hiciste que conociera el verdadero terror cuando estuve a punto de perderte. Tan pequeña, tan adorable, tan trasto. Con esa cara de mala que hace sonreir a cualquiera.

Y ahora estoy aquí, diez años después, escribiéndote una carta por tu cumpleaños, dándote las gracias por ser el mejor regalo de mi vida. Por ser mi vida.

Te quiero, bichito.

Feliz cumpleaños.

lunes, 5 de agosto de 2013

Te odio.

Te odio en la sombra pagana de tu sexo.
Te odio en el verso y el reverso.
Te odio en los besos y miradas
del cigarro de después.

Te odio en las dos primeras caladas.
Te odio en tu sonrisa condenada
a mirarme,
preguntándose "por qué".

Te odio en el hueco vacío de mi cama,
te odio en el orgasmo y el gemido.
Te odio en cada pestaña calcinada
por tu ausencia.
Te odio en el secretismo de tu ombligo.

Te odio en las horas frágiles.
Te odio en el lamento
de mis sueños.
Te odio en el sol y en la clave,
te odio en la escalera y el soneto.

Te odio en el comienzo de un tango renovado,
te odio en un 'te quiero' de un sentimiento voraz.
Te odio en mil poemas de artistas destronados.
Te odio en tu mentira,
Y te odio en mi verdad.

viernes, 2 de agosto de 2013

Noches infinitas

Grillos mudos cabalgan
inmóviles
en el abismo
desnudo
de tus ojos frágiles.

Tenue suspiro de
lamento cotidiano,
arde en deseo
de encontrar un atajo
a tus labios.

Rumbos ilícitos
al temblor de tus piernas,
exhalan gemidos
que denotan mi presencia.

Dunas templadas
al fuego mismo
del infierno,
abrazan mi cuello
entregándole su humedad.

Infinitas noches
buscando una coartada
para tus besos.
Infinitos gritos
que arañan la piel
de mi recuerdo.

miércoles, 31 de julio de 2013

Otra vez.

Otra vez caímos
tras las huellas
de un silencio a gritos.
Otra vez perdimos
la inocencia
en el salón de baile equivocado.
Otra vez calmamos
a los gallos
que jugaban con silbidos
a esconder el ritmo
de su dulce canto.

Hoy intentamos
disimular escalofríos,
ayer entendimos
que la vergüenza
se muere de frío.
Hoy comprendimos
que hay pasos oxidados,
ayer lloramos
con 'te quieros' tornasolados.

Otra vez le exigimos
explicaciones
a Cupido,
otra vez sustentamos
nuestro llanto.
Otra vez entregamos
a suspiros
el vaho hueco
de nuestro quebranto.

martes, 30 de julio de 2013

Cartas a Cupido

No voy a comenzar saludándote de forma educada, ya he comprobado que los buenos modales no te van.
Quizás soy una más en tu lista. Otro número que está ahí, impaciente, esperando un destino que parece nunca va a llegar.

¿Qué fui para ti? ¿Otro capricho? ¿Un hombro de nadie sobre el que llorar tus malditos celos? ¿Noches de sexo que encubrían un falso sentimiento?

Muchos me advirtieron sobre ti.

"Perderás el control, y será demasiado tarde", decían.

Yo, como la niña tonta que era, hice caso omiso y me entregué a tus promesas llenas de oxidado rencor. Y mi maldita inocencia gimiendo en ti mientras tú te follabas mis muros, mis atajos y desvíos.

¡Inocente de mí!

Era demasiado tarde y no valía la pena huir. Tenía mil flechas atravesándome el pecho, clavándome en tu cama, que ya estaba ensangrentada por todas tus anteriores víctimas.

Pero nunca he sabido rendirme, Cupido. Y aunque duelan las marcas de tus flechas, prefiero desangrarme mirando de frente al Olvido.



domingo, 28 de julio de 2013

Triste

Triste
era un punto
                          (y final)
pidiéndo a gritos
dos compañeros
de viaje.

Triste
era saber
que el roce de tu piel
era un deshecho
del equipaje.

Triste
el beso en el andén,
triste el 'Adiós',



(que esta vez
no llegó tarde).

Triste
pedirte un "por qué",
sabiendo
que la respuesta
no iba a gustarme.

Triste
saber que no
había claves.
Triste entender
que de toda cerradura
tú te llevaste las llaves.

martes, 23 de julio de 2013

Abismos eternos.

En el abismo mortal
de un falso "te quiero"
nos encontramos,
perdidos en el eco
                                         (eterno)
de un ventilador.

Huimos de la soledad
gritando a oídos sordos,
buscamos el amor
en cuerpos huecos
de cerebros poco hermosos.

ERROR.

Una y mil veces más,
daría mi alma a Abraxas
por un solo momento,
por un solo minuto
para deciros
que lo importante
no está muerto.

Que lo más bello
del sujeto son los fallos
que están dentro.


domingo, 21 de julio de 2013

Sonrisa y miedo.

Su sonrisa
                               (me)
da miedo.

Había conseguido
difuminar
los momentos
sostenidos
hasta hacer de ellos
un lugar
para el olvido.

Había logrado
suprimir mis miedos,
como se derrite el acero,
(con la temperatura
de sus labios).

Me había abrazado
sin tenerme,
me había mirado
sin mirarme.

Me ha sonreído,
enamorándome.

martes, 16 de julio de 2013

Perfecta.

Perfecto es
despertarme con
su sonrisa.
Perfecto es oír su llanto
en la noche

(porque tiene pesadillas.)

Perfecta
es la forma
en que se enfada.
Perfecta
su primera palabra.

Perfecto
el brillo de sus ojos
cuando ve algo que le gusta
Perfecto el sonido
incontrolable
cuando algo le asusta.

Perfectos
sus primeros pasos
por el salón.
Perfecta
desde que

                       (nació.)

Dependencia de tu ombligo.

Quizás huía de mí
sin saber lo que buscaba.
Tal vez me alojé en ti
esperando una coartada.

Quizás me dejé llevar
por un tango derrotado,
tal vez vislumbré en mis sueños
la esperanza de tus labios.

Quizás acabar con mi ceguera
fuera mi destino,
tal vez para despertar,
debías destrozarme el camino.

Quizás tus promesas
sólo fueron vacío,
tal vez mis gemidos,
unos gritos de auxilio.

Quizás tus caricias
mutasen a chuchillos,
tal vez mis lágrimas,
dependencia de tu ombligo.

Quizás los besos
dejaron de servir.
Tal vez ya no existan musas
que se apiaden de mí.

lunes, 15 de julio de 2013

Hoy me levanté

Hoy me levanté con
ganas de enamorarme.
Con ganas de alzar la vista
y escupirle
a Cupido
                     (a la cara.)

Tal vez me cansé
de los "quizás",
de los "y si..."
y de los "no sé"
de los que tanto hablaban.

Hoy me levanté
con ganas de subir
a las ramas de mis sueños,
para mirar

             (desde arriba)

Y observarme desde lo alto.

(Tal vez me cansé
de estar abajo.)

De callarme
y pasar 1001 noches
follándome al olvido,
ahogando mis penas
en gemidos vacíos.

Hoy me levanté
follándome a mi suerte.
Y la muy puta gritaba que,
aunque no me conociera,
ya tenía ganas de verme.

jueves, 27 de junio de 2013

Te podría decir...

Te podría decir que me
he cansado de pelear
con un estandarte que
no me representa.

Te podría decir que
ahogué
las penas
en mi almohada.
(Para no ver tu reflejo en ella.)

Te podría decir
que prohibí los espejos
en los que alguna vez
me besaste.

Te podría decir que a
veces miro a la luna,
buscando un soneto
que me levante.

Te podría decir
que no encuentro
las palabras para mirarme.

Te podría decir
que no hay miradas
que me salven.
Te podría decir
que mis ojos enmudecieron,
que mi alma ha salido
(del paso)
y va camino de su destierro.

Te podría decir
que a veces me canso
de reinventar
cada uno de mis pasos.
(Hacia las huellas de tus manos).

Te podría decir
sin rodeos que
ya no soy la misma,
(que a veces tengo miedo),
que estoy aprendiendo
(a quererme)
y a observarme
(sin recelo).

Te podría decir
que aún suena hueco,
que hay princesas
(que luchan en la batalla)
y dragones
(que lloran sin consuelo).

Te podría decir
que a la mierda
el pacifismo
(de los besos),
que no hay mayor
marca de guerra
que la cicatriz
de tu recuerdo.

martes, 25 de junio de 2013

La del café irlandés.

Huías de ti cuando te cruzaste en mi camino.
Nunca antes nos habíamos visto, nunca antes habíamos coincidido.
Estabas sentada en aquella cafetería, con la mirada ausente, y me acerqué a ti. Recuerdo que tomabas brownie y café irlandés.
Te mostrabas distante, tan fría como la nieve de la calle que se derramaba por el asfalto. Tus labios me miraban, rojos y delirantes y todo se paralizó. Al apartarme, tu mirada me avisó de que era la primera vez que una mujer te besaba, y de que no sería la última.
No nos conocíamos de nada, pero aun así, depositaste en mí tu confianza invitándome a tu cama.
Tus curvas, la suavidad de tu piel, tu fragilidad escondida, como esas muñecas rusas, con mil corazas hasta llegar al punto clave.
Recuerdo hacerte el amor sobre el lienzo, pintándote desnuda, indagando en tu mirada oscura.
Te deseaba y lo sabías.
Y, a pesar de no haber estado con ninguna mujer, te mostrabas segura. Me buscabas.
Tú, completamente desnuda, te acercaste a mí, y tu lengua hizo acto de presencia en mi cuello. Me giré. "Enhorabuena, me has encontrado".
Comencé a besarte despacio, pero tus manos estaban ansiosas, tu boca mordía mis ganas y tus ojos me gritaban un "Fóllame" en cada mirada. entonces te convertiste en lienzo, y mi lengua un pincel con el que dibujar mil sensaciones en tu desnudo cuerpo.
Tu pelo rizado caía sobre tus pechos desnudos que llamaban a mi boca. Suaves, apetecibles, ambrosía de dioses.
Llevé tus manos bajo mi camiseta. 2 segundos, al igual que toda mi ropa.
Así estábamos, la una sobre la otra, entrelazadas en aquel sofá de color rojo, casi tan rojo como tus labios. En cada beso notaba tus ganas, el fluir de tus venas, el jadeo de tus deseos más oscuros pidiendo a gritos mucho más.
Estando encima de mí, desnuda, podía advertir tu humedad, y mis ganas de saborear cada milímetro de tu anatomía ganaban a mi autocontrol.
Mi mirada te dijo todo lo que necesitabas saber, y hundí mi lengua en ti.
Sentía los latidos de tu cuerpo, tus espasmos de placer y no había banda sonora más perfecta que tus gemidos.
Tu mano derecha sobre mí, mi boca jugando contigo, lamiéndote, saboreándote. Tú, mordiéndote el labio, gimiendo, jadeando.
Pero paré y me miraste mal pensando que iba a dejarte así. Grave error. Mordía tus pezones mientras susurraba mil versos de otras tierras, y entre jadeos, susurraste: "Neruda".
Que conocieras a Neruda hacía que mis ganas de follarte fueran a más.
Y entonces, mientras mordía tu cuello y mis espalda guardaba sitio a tus arañazos de placer, mis dedos se hicieron un hueco en ti.
Ahora sí.
Ahora quería oírte gemir, como nunca antes lo hiciste con un hombre, como nunca lo harás con otra mujer.
Notaba tu vagina contraerse, y sin pensármelo dos veces, volví a jugar con mi lengua al compás de mis dedos, que te encontraban.
             (Y te encontraron).
Tu respiración entrec-orta-da. Tus jadeos. Tus manos en mi cabeza, tus gemidos. Toda tú. Recreándote. Reinventándote.
Revolviéndote de placer.
Yo no quería treguas, y ahora te tocaba aprender. "Déjame a mí", susurraste, y mi piel se erizó. La forma en que me tocabas, la delicadeza con la cual me mordías. Caí rendida en tus manos. (Y en tu lengua).
Dulce y húmeda, tu lengua jugaba con mi cuerpo, haciéndolo suyo sin contemplaciones. No parecías nueva en esto.
Quién iba a decir que esa chica tímida que tomaba café irlandés iba a ser una diosa del sexo entre mujeres.
Safo escribiría mil poemas sobre su sensualidad, era pura magia y convertía en puro fuego todo lo que tocaba, incluida yo, que ardía sólo con un mero roce.
Tus dedos jugando conmigo, los míos jugando contigo, al mismo ritmo. Acercándonos, gimiendo, pidiendo más. Agotándonos extasiadas, con tu lengua en mi boca y tus sábanas empapadas de placer. Nuestro placer.
Y así fue, desperté a la mañana siguiente y aún estabas dormida, desnuda y abrazada a mí.
Ya no recuerdo cómo te llamabas, pero mi sabor siempre quedará en ti. 

martes, 18 de junio de 2013

Éxtasis de recuerdos.

Resonaba una y otra vez el recuerdo de sus gemidos en mi oído, la suavidad de su piel en mis sábanas, su sabor. 

Tenía sus dientes tatuando mi cuello, su mano izquierda en mi pecho y su mano derecha buscándome sin contemplaciones. Dejaba en mi piel marcas de aquella guerra en busca del placer. Recorría cada centímetro de mí... Ya me conocía. Pero no podía aguantar más. Si seguía mordiéndome el labio de aquella forma, acabaría perdiendo el control. Pero no hay control cuando se trata del placer y en cuestión de segundos mi lengua ya jugaba con su sexo. 

Su sabor, la forma en que arqueaba su espalda cuando mis dedos jugaban dentro de ella y mi lengua acariciaba su clítoris. Quería oír sus gritos. ¡Quería que al día siguiente mis vecinos se quejasen! Así que fui subiendo poco a poco, bajé el ritmo mientras mis dientes jugaban a morder sus pechos y su respiración se calmaba. Pero no había tregua en esta guerra. Y tú estabas atada a la cama. A mi merced. Pero tus labios me llamaban y tu sonrisa malévola hacía que mis sentidos se distorsionaran. Y eso hacía que mis ganas de oírte gritar mi nombre fueran aumentando por momentos. 

De pronto, casi sin percatarme y sin saber cómo, te tenía encima de mí, jadeando y mirándome fijamente. Te mordías el labio y tus caderas se movían lentamente. Mis uñas se clavaban en tu espalda y tu lengua jugaba al escondite con mi cuello. Me cogiste por las muñecas y, con la fiereza de un animal, empezaste a recorrer mi cuerpo sin miramientos. Ahora era yo la que estaba a tu merced. El mínimo roce de tu piel me hacía estremecer, tu respiración descendía por mi cuerpo y yo me mordía el labio, pidiéndote más. Tus manos abriéndose paso en mi cuerpo, y tus ojos mirándome fijamente mientras sonreías al quitarme las bragas, húmedas de deseo. Mis gemidos haciéndose un hueco en tus recuerdos, mis uñas en tu espalda, tus dedos aprendiéndose los trazos de mi sexo... Y el sabor de tus labios grabado en mi boca, que no paraba de gemir tu nombre. Y así terminamos, desnudas de deseo, extasiadas en el recuerdo y tatuando en nuestras bocas el sabor de nuestros besos.

jueves, 13 de junio de 2013

GRITA

¡GRITA, JODER!
G
R
I
T
A
¿A quién quieres engañar? ¿Por qué actuas? ¿Por qué sonríes si no lo sientes?
Sal a correr y desahógate, piérdete para encontrarte, GRITA DE IMPOTENCIA, hasta que te cueste respirar, hasta que pierdas el conocimiento y la conciencia, hasta que la ansiedad se difumine.
Deja de fingir, princesa.
No vale la pena engañarse, estás destrozada y debes estarlo para poder resurgir de tus cenizas, pero no dejes que se las lleve el viento.

Pasa a ser el nuevo fénix.


martes, 11 de junio de 2013

Vuelve la lluvia.

Camino entre nubes
negras, esperando esa
maldita tormenta que
me deja claro que te
has ido.
Bajo la capucha
me escondo en la
incertidumbre que me
lleva a ninguna parte.
A cada paso que doy
me alejo más de ti, y
los miedos me arañan
la espalda hasta que ya
no puedo más y grito
de
impotencia.
Impotencia por querer
y
no
poder,
impotencia por el
miedo a caerme de
bruces en mis miedos
y contra una realidad
que no quiero ver.
Ahora que te has ido
vuelve a llover, y este
puente nunca me
pareció tan largo.

domingo, 9 de junio de 2013

Frágiles.

Es curioso como una simple sonrisa, un simple beso puede cambiar tu día, tus minutos, o incluso tu estado de ánimo sin que puedas oponer resistencia.

Sin más me desarmas, y la luz te envuelve. Atemorizada me refugio en mis miedos, causantes de mis pesadillas. Me despierto alterada en medio de la noche y ahí estás tú, dormida, frágil.


Auto-control.

Mi fragilidad.

 

viernes, 31 de mayo de 2013

A la mierda con las utopías.

Que lo que trato de
decirte no está basado
en cuentos de hadas,
que nadie dijo que el
amor fuese fácil, pero
por algo se inventaron
espadas.

Que a todos nos han
vendido una historia
ideal, pero nadie nos
dijo lo que tendríamos
que sacrificar.

Y a la mierda las
utopías, a la mierda la
"buena vida", que yo
no quiero palacios ni
vacaciones a la vuelta
de la esquina.

Que yo me conformo
con tener su sonrisa
cada mañana al salir
de la cocina. Que yo
me conformo con
colgarme de sus
sueños
y salvarla
de
sus
pesadillas.

Que quiero discutir, y
quiero ataques de
orgullo, para después
saber
reconciliarme 
con tus ojos y hacerte 
entender que nada es
sin ti,
que todo es tuyo. 

Y vamos a cederle los
miedos 
a las pesadillas, 
y vamos a irnos todos los domingos al campo,
a desconectar de
nuestra vida. 

Vamos a 
des-ord-enar-nos y 
a ordenarnos las
sonrisas, vamos a
querernos y a
odiarnos, vamos a
darnos la vida.

¡Y a la mierda con las utopías! 

jueves, 30 de mayo de 2013

Gracias.

Gracias por la primera sonrisa, por el primer beso, por los nervios, gracias por tus miradas, por tus "buenos días", por despertarme en medio de la noche para que te abrazase, gracias por los enfados tontos que me hicieron tener miedo a perderte, gracias por los sueños, gracias por hacer que creyera en Iris, y sobre todo gracias por hacer que creyera en mí. Gracias por haber conseguido que me sintiera única, gracias por haberme regalado momentos inolvidables, sensaciones indescriptibles. Gracias por hacer que me sintiera segura dándotelo todo, porque todo es lo mínimo que te mereces. De veras, gracias por haberme hecho partícipe de tu vida, y de alguna que otra sonrisa. Pero sobre todo, gracias por haberme enseñado el verdadero significado de la felicidad. 

miércoles, 29 de mayo de 2013

Funambulista.

Camino perdida entre la indecisión, entre la espera y el miedo, como un funambulista a punto de caer sin una red que le aguarde. Cierro los ojos, trato de concentrarme.

"Respira hondo, respira"; me repito una y otra vez. 

Pero tengo el corazón alojado en la garganta, las costillas aprisionan mis pulmones y mi diafragma se coagula con mi alma, que teme su fin al mirar al suelo.
Caminábamos entre nubes de soledad, en solsticios de decadencias y marasmos. Nos adentrábamos en recuerdos del dolor, en ruinas de lo eterno. Y allí estaba yo, aguantando encima de esa minúscula cuerda que más que cuerda parecía un hilo. Y al final de esa cuerda estabas tú, y abajo... Abajo sólo había vacío.


Que esta historia continúe sólo depende...




miércoles, 15 de mayo de 2013

Primavera

Yo que vivía en el invierno más duro, yo que respiraba viento helado y seguía las directrices de mi oxidado corazón. Yo que evitaba cualquier señal de calor, cualquier relación (directa o indirecta) con las flechas de Cupido y corría veloz cuando escuchaba el batir de sus alas, tropecé y me di de bruces con mis miedos. Pero no con cualquier miedo, sino con el pánico más absoluto y total, el miedo a enamorarme. Pero ya era tarde, pues al levantar la vista, tu primavera ya estaba mirándome.

miércoles, 17 de abril de 2013

I

Esperas que no sacian
esperanzas encendidas,
luceros apagados de
la maldita luz del día.

Eneros dislocados,
agostos en bemoles.
Abrazos de consuelo,
lluvia, cielo y golpes.

Golpes a la espalda,
maldita luz del día.
Golpes a la cara
salvaguardan mi melancolía.

Deshechos del alma,
orgasmos de la vida.
Delirios en la cama,
recuerdos de su risa.


miércoles, 3 de abril de 2013

El dragón y la niña de cristal.

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años,
cuando aún no se distinguía entre el bien y el mal,
nació tras los naranjos una niña de cristal.

Enredada entre la hierba, los titanes que la trajeron a la vida, decidieron recluirla, protegerla.

Al cogerla en brazos, sus ojos miel despertaron
y con el reflejo del sol, todo en fuego transformaron.

Todo estaba en llamas.
Los titanes no entendían nada.

Tras encerrarla en el castillo, su único contacto con el exterior,
Fue un pequeño dragoncillo al que Dino llamó.
Con el paso de los años se fue haciendo mayor,
y ambos fueron creciendo al mismo tiempo sin temor.

El dragón la custodiaba, la cuidaba y la guardaba
de todo tipo de ataque,
que contra ella se reflejara.

El dragón soportó grandes ataques, en uno de ellos malherido quedó,
y en una demostración de amor, sus alas cortó.

"Confiar mi libertad a la niña de cristal."

No penséis que esta historia no tiene paradoja,
pues el dragón de sangre piadosa, prefirió cortar sus alas, a permitir que hicieran daño a su Princesa Roja.

Y aquella princesa aún está en aquel castillo,
y aquel dragón sin alas, de ojos amarillos, la cuida día tras día, sin perder el sentido.

Mas no penséis que invencible es el dragón,
Pues ahora, malherido, se lamenta ante el castillo.